sábado, 4 de junio de 2016

Una noche en UnderRock


Joel, hacía tiempo que estaba independizado, ocupaba su tiempo en estudiar la carrera de enfermería y conocer gente nueva con sus amigos de universidad.
Solía ir a un bar donde los dueños eran dos compañeros de la uni, Carlos y Aitor, quedaban siempre cada noche de jueves a domingo.
El bar se llamaba UnderRock, la noche del jueves como costumbre se reunió allí con sus amigos y se sentaron en la mesa de siempre. Ese día,  había un concierto acústico de una chica y un chico, tocaban versiones de rock clásico. Joel estaba más pendiente de la música y la cerveza fría que tenía en sus manos que de la conversación de sus amigos, aunque les oía a su lado sin prestar mucha atención y le decían que mirara hacía la barra.

- Joel, ¿ esta chica no es la que iba contigo a historia? - le comenta su amigo Adrián
- Sí, pero nunca he hablado con ella, creo que se llama Marta.

La chica era muy guapa, vestía bastante dejada, llevaba unos pantalones cortos, tejanos rotos y una camiseta negra larga que le cubría casi todo el pantalón, pelo castaño muy largo y despeinado. Iba acompañada de otra chica, parecida a ella, pero tenía el pelo teñido de naranja.
Marta no dejaba de mirarlo, Joel sólo le interesaba ver el concierto.
Sus amigos las invitaron a sentarse con ellos. Marta, se sentó a su lado, pero él sólo prestaba atención al escenario.
Acabado el concierto y se incorporó en la conversación, se dio cuenta que llevaba dos cervezas de más,  ya que estaba un poco mareado. Comenzaron hablar y sin darse cuenta acabaron en su piso, desnudos y en la cama.
Cuando ya estaba medio dormido, ella le dijo que se tenía que ir. - ¿ Por qué te tienes que ir? Le preguntó Joel. Ella le respondió nerviosa que le sabe mal por él – ¿ De quién te sabe mal? Y la contestación que recibió sólo fue “ me tengo que ir “. Sin volver a pronunciar ninguna palabra, Marta se vistió, cogió sus cosas y se escuchó la puerta.

Joel,  se levantó con dolor de cabeza, se tomó una pastilla con un café solo sin azúcar y se preparó los libros para estudiar durante el día, tenía un examen, pero le costaba concentrarse pensando en aquella chica, no entendía la manera en la que se fue de su casa, le daba vueltas a la cabeza intentando encontrar una explicación o un motivo, analizando la noche por si dijo alguna palabra que le hubiera sentado mal a ella, pero no encontraba respuesta.
Así que por la noche,  se dirigió al bar por si estaba ella, se quedó toda la noche bebiendo con los amigos hasta que cerro el bar y ella no apareció en ningún momento
El sábado,  volvió, miró hacía la barra del bar y allí estaba con su amiga, se acercó a ella y le dio un beso en los labios. - ¿Por qué te fuiste de repente de mi casa? Le preguntó él, pero no obtuvo ninguna respuesta. Marta se levantó y se fue al lavabo, Joel aprovechó para acercarse a la amiga que iba bastante bebida. Empezaron hablar y antes que volviera Marta, le preguntó que por qué era tan raro el comportamiento de ella. La amiga se quedó mirándole con cara de extrañada y cuando vieron que Marta se acercaba le dijo en voz baja y riéndose que ella tenía novio.
A lo largo de la noche los dos empezaron a beber y acabaron de nuevo liándose. - ¿Dónde vives? Le preguntó Joel. - y riéndose, le contestó que vivía con su hermana. Él mosqueado le preguntó que por que hacía esto, recibió una sonrisa y le propuso dormir juntos esa noche, a raíz de ese día Marta,  se instaló en casa de él.

La convivencia realmente era genial, pasaban los días bebiendo y follando. Mientras ella dormía, él aprovechaba para estudiar.
Una noche los dos fueron a casa de unas amigas de Marta. Una de las amigas, propuso jugar a un juego de mesa los cuatro para pasar la noche y prepararon unos cubatas. Marta cogió una bandeja con un espejo encima y una bolsita pequeña con un polvo blanco, se preparó una raya y le ofreció a Joel, se negó, no le gustaba la droga, se sintió muy incómodo con la situación y decidió irse a su casa.

- Esta noche me iré a mi piso, no me iré contigo – Le dijo Marta riéndose
- ¿ Y eso por qué ? ¿ Realmente vives con tu hermana o con otra persona?
- Mi hermana no está por la noche. - Ella se giró y se fue con sus amigas sin despedirse de él.

Al día siguiente,  Joel le llamó por teléfono, pero no hubo respuesta, pasaron las horas y no tuvo noticias hasta que decidió ir a buscarla a su piso. Llamo al timbre y al rato se oyó una voz de hombre, le preguntó si podía bajar Marta o si se podía poner y enseguida le respondieron con un no y se cortó.
Se fue nervioso y al rato recibió una llamada de Marta. Cogió el teléfono y ella contestó diciéndole que estaba en la ducha y por eso no había bajado. - No estabas sola, ¿ Con quién estabas? - Marta no respondió a la pregunta y le dijo solo que por la noche se verían. Joel se quedó con la duda pero optó por confiar en ella.

Con el tiempo la convivencia empezó a cambiar ya que él no tenía ganas de salir cada noche, también porque estudiaba para acabar la carrera, pero ella salía de todas formas.

Una de las noches, Marta, llegó muy tarde. Joel mientras dormía,  escuchó la puerta y empezó a oír golpes desde la entrada hacia el pasillo, de repente abrió los ojos y se la encontró delante suyo, de pie,  con la cara descompuesta. Empezó a chillar como una loca reprochando que dónde había estado esa noche,  que con quién había estado y qué había hecho. Joel sorprendido y asustado  no sabía como reaccionar, tenía un dolor de cabeza espantoso, se levantó y la cogió por los hombros. - He estado toda la noche aquí sin moverme, cariño – Marta le quitó las manos y le chilló diciendo que estaba mal de la cabeza – Te has ido y a saber que has hecho – le dijo ella,  soltándole un golpe con la mano a la cara de él. Joel ya cabreado le devolvió el golpe, Marta cayó al suelo y se puso a llorar desesperada. Se acercó a ella pidiéndole disculpas, pero ella quería estar sola y se fue al comedor, Joel la dejó tranquila para no alterarla más.

Después de esa noche la relación se volvió muy pobre y apenas se cruzaban las miradas. Marta lloraba cada día sin que él la viera, pero se la encontraba con los ojos llorosos.
Joel terminó la carrera y con matrícula. Esa misma noche los dos hicieron un esfuerzo y se fueron al UnderRock para celebrarlo. No se encontraban cómodos, pero cuando llevaban dos cervezas de más, empezaron hablar y reír, cuando llegaron a casa fueron hacía la cama, con la luz encendida, él le quitaba la ropa lentamente mientras le besaba todo el cuerpo y la acariciaba, se tumbaron en la cama  para seguir haciendo el amor mirándose uno frente al otro y con lágrimas en los ojos.
Cuando terminaron,  se sirvieron una copa de vino en silencio, Marta empezó a llorar, se bebió la copa, la rellenó, y se la volvió a beber de golpe, se levantó para ir hacía el baño y encerrarse. Joel,  la escuchaba como estaba llorando y a la media hora sólo había silencio, se asustó y fue hacía la puerta, la golpeó y la llamaba,  pero no oía nada. Rompió la puerta y se la encontró tirada en el suelo,  rodeada de sangre con los brazos estirados,  cada uno a un lado y una cuchilla en el suelo. La cogió con un brazo llorando y con la otra mano,  llamó a urgencias.
Cuando llegaron al hospital, no le dejaban estar con ella, estaba nervioso en la sala de espera, paraba a cada médico del pasillo para preguntar sobre Marta y nadie le decía nada.
A las dos horas de espera, se acercó a él un médico y le dijo que ya estaba estable, la podía ir a ver.
Entró en la habitación y allí estaba ella, dormida y llena de tubos, se quedó a su lado dormido en una camilla. 

Mientras dormía, se despertó un momento y vio a un hombre grande con una bata blanca y acto seguido sintió un pinchazo y se quedó dormido. Cuando Joel se despertó de nuevo, no sabía donde se encontraba, estaba en una habitación blanca con la puerta cerrada, dentro había una litera, un váter y una pica, empezó a golpear la puerta y al rato entró el mismo hombre que vio a la noche anterior. Desesperado le preguntó por qué estaba allí encerrado, le cogieron entre dos chicos y se puso más nervioso. Los chicos iban con un uniforme azul claro y el hombre llevaba una bata blanca con una placa en la parte derecha donde ponía Dr. López. Joel no entendía nada y cada vez estaba más nervioso, el doctor le cogió del brazo y le puso una inyección. Mientras se dormía escuchaba una voz que le decía: “ tranquilízate, estás en buenas manos, aquí te pondrás bien “
Pasaban los días y seguía allí, lo único que sabía es que estaba en un centro donde había gente que le resultaba extraña, algunos no paraban de darse golpes contra la pared, chicas muy delgadas escupiendo la comida de la boca... no entendía nada y ni sabía cuánto tiempo llevaba allí dentro.

Una mañana,  lo llaman por el interfono para indicarle que tenía visita, se dirigió hacia una sala grande, donde habían mesas y sillas, muchos de sus compañeros estaban allí, se fijo en una niña adolescente que lloraba desesperada abrazando a una mujer. Siguió andando hacia delante y allí estaba ella, Marta. Se puso nervioso, le acarició la cara, estaba preciosa, bien peinada  y vestía una americana, unos pantalones de pinza y unos tacones.
Joel desesperado, le preguntó que si ella estaba bien, le miró fijamente con lágrimas en los ojos.

- ¿ No te acuerdas de nada ? - Le dijo ella
- ¡ No ! Tu me has metido aquí ! ¡ Sácame de aquí ! - Respondió él
- ¿ De verdad que no te acuerdas de nada ?
- Por favor,  explícame que está pasando, aquí dentro me estoy volviendo loco. 

Ella empezó a explicarle toda la historia:

- Realmente hace mucho tiempo que me gustabas, cuando te vi aquella noche en el UnderRock me encantó hablar contigo, pero después de hacer el amor, te cambió la expresión de tu cara, tus ojos, me desconcertó que me echaras de aquella forma, me chillaste diciéndome que me fuera con mi pareja, que me fuera de allí, cuando yo no tenía pareja y no sabía ni entendía por qué me decías eso.
Al día siguiente,  yo estaba asustada y no quise acercame al bar, pero el sábado lo pensé mejor y fui porque estaba muy “pillada” de ti, te recibí con un beso porque me moría de ganas de verte y estar contigo, aunque la gente hablase muchas cosas de ti, me daban igual los demás, yo quería estar contigo y por eso me instalé en tu casa
¿Te acuerdas cuando fuimos a casa de mis amigas? -
Joel, sin decir nada,  afirmó con la cabeza
- Me sorprendió mucho tu comportamiento, me pusiste delante ese espejo con la bolsita de polvo blanco que tanto odio, prácticamente me obligaste a prepararme una raya y no dejabas de llenarme el vaso de alcohol, por eso esa noche me fui a mi piso, estaba muy incomoda. -
En ese momento a Joel se le cayeron las lágrimas. Marta al verle,  paró en seco para tragar saliva y poder seguir hablando.
- La mañana siguiente estabas obsesionado llamándome y cuando viniste al piso y contesté al interfono, tu voz era distinta, me estaba duchando y no podía bajar. Cuando acabé, te llamé y me daba la impresión que pensabas que había pasado la noche con alguien.
La noche en la que llegué a casa y discutimos sí que es verdad que yo estaba un poco bebida y te pegué, pero es que estaba muy asustada y no sabía qué hacer para que reaccionaras. Tenías de nuevo esos ojos, no eras tu.
Me chillabas diciéndome que dónde había estado, con quién y qué había hecho. Me cogiste de los hombros y me mirabas con esos ojos descompuestos. A raíz de aquello no podía parar de llorar todos los días y empecé a tomarme los antidepresivos, era con lo único que podía dormir.
Cuando aprobaste la carrera, quise darnos otra oportunidad, a pesar de todo te amaba con locura.
Esa noche después de hacer el amor mirándonos los dos cara a cara, te amaba tanto... en ese momento tenías esa mirada que tanto me gusta, pero volvió a cambiar. Me llenabas la copa de vino una y otra vez, me estaba volviendo loca, y ya decaída,  me encerré en el baño, me mire en el espejo y vi la cuchilla encima de la pica. Te escuchaba desde el comedor como me decías, Hazlo! Hazlo! Mi mente se nubló, cogí la cuchilla y me corté. Mientras notaba como mi sangre salía de mi cuerpo y poco a poco se dormía el cuerpo y la mente, te escuchaba de nuevo detrás de la puerta llorando, dando golpes y gritando mi nombre.
Cuando desperté, estaba en una habitación con mucha luz y rodeada de médicos, un hombre el Doctor López me explicó todo, todo lo que ocurría dentro de tu cabeza. Entendí que no podía volverte a ver.

Te amaré siempre, pero no puedo permitir, ya no solo que puedas acabar con mi vida, si no que puedas acabar con la de nuestro hijo. 
Joel arrancó a llorar, no entendía porque hablaba así de él, nada de lo que ella explicaba estaba en su memoria.

Sabía que nunca más la vería, se abrazaron para despedirse, los dos llorando no dejaban de susurrar se al oído lo mucho que se amaban. 

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